Las notas de Luis Moya: consejos para conducir con lluvia

La lluvia es uno de los elementos más comunes que nos podemos encontrar en la carretera y, por esta razón, es importante conocerlo bien para evitar, en la medida de lo posible, situaciones de riesgo al volante.

Es importante que seamos conscientes de que un accidente nunca es «provocado por la lluvia». Siempre seremos los conductores los responsables por no haber tomado las medidas adecuadas a tiempo. Así que veamos a continuación algunas de las principales precauciones a la hora de conducir con lluvia:

La distancia de frenado se puede llegar a duplicar

En primer lugar, la adherencia sobre el asfalto cambia radicalmente. Ya con las primeras gotas, la propia suciedad que puede tener el asfalto, se humedece por la lluvia y hace que la superficie de las calles y carreteras se vuelva muy resbaladiza (en este caso, prestar especial atención a marcas de circulación pintadas como pasos de peatones, líneas de carriles, etcétera).

A medida que aumenta el tiempo o la intensidad de la lluvia, esta primera suciedad se va retirando pero, en su lugar, aparece la capa de agua que se interpone entre el asfalto y nuestro neumático. Esta capa, si llega a ser lo suficientemente espesa como para separar el neumático del asfalto, es la que genera el conocido efecto de aquaplaning en el que el neumático ‘flota’ por encima del agua sin llegar a tocar la carretera, lo que hace que perdamos capacidad de control sobre nuestro vehículo.

Las consecuencias inmediatas son que, en condiciones normales, la distancia de frenado se amplía de forma exponencial, como demuestran los siguientes datos* que manejamos en las clases teóricas de Volkswagen Driving Experience:

Frenada en seco (hasta 0 km/h):

  • 50 km/h: 24 metros
  • 90 km/h: 57 metros
  • 120 km/h: 90 metros

Frenada en mojado (hasta 0 km/h):

  • 50 km/h: 34 metros
  • 90 km/h: 89 metros
  • 120 km/h: 146 metros

*Distancias aproximadas

Distancia de seguridad

Por lo tanto, la primera medida de prevención que debemos tomar de forma inmediata, en cuanto veamos las primeras gotas de lluvia, es AUMENTAR NUESTRA DISTANCIA DE SEGURIDAD con respecto al resto de vehículos de la vía. Como acabamos de ver, independientemente del coche que conduzcamos, la lluvia aumenta la distancia de frenado irremediablemente. Así que, sabiendo que vamos a necesitar más espacio para frenar, lo lógico es que circulemos a más distancia de otros coches. Dependiendo de la velocidad a la que nos desplacemos, ajustaremos esta distancia para garantizar que tenemos espacio suficiente para frenar.

Ajustar la velocidad

Al igual que debemos ajustar la distancia de seguridad también será importante regular nuestra velocidad a las condiciones en las que nos encontremos. Pero siempre, en todos los casos, independientemente de la cantidad y densidad de la lluvia, es recomendable reducir la velocidad y aumentar el nivel de precaución y concentración al volante.

Visibilidad

Otra de nuestras capacidades que pueden verse afectadas por la lluvia es la visibilidad. Para empezar, porque en algunas condiciones de lluvia extrema la visibilidad general puede llegar a ser muy limitada. En estos casos, es recomendable encender las luces antiniebla (tanto las traseras como las delanteras) para ayudar a hacernos más visibles a otros conductores. Y, en casos muy extremos, buscar un lugar seguro en el que detenernos a esperar que baje la intensidad de la lluvia para poder continuar nuestro viaje.

En este sentido, ampliar la distancia de seguridad con respecto a otros conductores también nos ayudará a evitar los problemas de visibilidad que genera la propia estela de agua en forma de espray que levantan los vehículos al rodar por carreteras con mucha agua.

Por otro lado, ya entrando en temas de mantenimiento de nuestro propio vehículo, es muy importante que tanto el parabrisas como las escobillas tengan un mantenimiento correcto y estén en buen estado. Un cristal defectuoso o unas escobillas desgastadas pueden llegar a ser un verdadero problema de seguridad en caso de lluvia. De la misma forma, hay que tener siempre cargado el depósito con el líquido limpiacristales y lavafaros para poder retirar la suciedad que nos pueda dejar la lluvia en un momento dado.

Estado y presión de los neumáticos

Hablando del mantenimiento del vehículo, es obvio que otra de las piezas fundamentales son los neumáticos. Si su buen estado y correcto inflado ya son prioritarios en condiciones de seco, mucho más cuando tengamos lluvia o previsión de que podamos encontrarla en nuestro camino. Revisar la presión y la profundidad del dibujo es la mejor forma de garantizar que su funcionamiento será el idóneo cuando la adherencia del asfalto sea baja.

Los neumáticos de ‘inverno’ y los ‘todo tiempo’ también ofrecen una mayor evacuación de agua y mejor agarre en condiciones difíciles por su diseño y composición. Por lo que puede ser interesante valorar su uso de forma habitual en zonas donde circulemos habitualmente con lluvia.

Previsión, sistemas de navegación y servicios de alerta

Por último, la actual tecnología nos permite ir un paso por delante del peligro simplemente haciendo un uso correcto de las herramientas que todos tenemos a nuestro alcance. Consultar la meteorología para nuestro viaje nos ayudará a estar prevenidos en la medida de lo posible de las condiciones que nos podamos encontrar en la carretera.

De la misma forma, las aplicaciones de navegación más comunes, nos ofrecen información en tiempo real de las condiciones de la vía por la que circulamos, gracias a sus sistemas colaborativos en los que los conductores informan de posibles peligros en la calzada, como pueden ser zonas encharcadas, derrumbes, etcétera.

Por supuesto, consultar la información y seguir los consejos e instruccciones de los servicios de alerta y emergencia es obligatorio para todos los conductores.


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